Fumino, Fumino. ¿Dónde estás?
- ¿Para que la buscas?
Para ver sus ojos una vez.
- ¿Pará?
Vivir ahí.
- ¿Quieres vivir ahí?
Sin dudarlo
- ¿Por qué?
Tengo una vida, ahí estará bien vivirla.
- ¿Estas seguro?
La verdad si, solo tengo un poco de miedo.
- ¿De?
Lo que pase.
-¿Qué crees que pase?
Que lo voy a lograr como las otras veces que he querido lograr cosas.
- ¿Ese es tu miedo?
No, mi miedo es no saber que color escoger para la fachada.
- ¿y el nombre para ella?
Origami.
- Es muy bonito.
¿Verdad? Me recuerda a ella.
- ¿Quién?
La verdadera Origami.
- Cuéntame de ella.
Claro, la próxima vez. Por ahora te diré que su forma de ser es tan fascinante como una pareja de pingüinos emperador...